martes, 14 de abril de 2015
Contracciones ventriculares prematuras
Ayer, ni siquiera ayer.
La verborrea habitual
en el momento oportuno.
Y ayer, joder, ni siquiera ayer.
Deshice un minuto en palabras
cuando me habrían bastado seis segundos.
Mi cabeza,
una caja musical
donde la bailarina
da vueltas y vueltas
sólo para volver al inicio.
Hay sentimientos
que no requieren de explicación,
porque ''te quiero'' o ''quédate''
consisten en eso;
en no ir a ninguna parte.
Ayer, ni siquiera ayer.
Tú que eres mi perfil bueno,
la parte bonita de los sentimientos.
Yo empeñada en estropearte
y hacerte rutina.
Yo que quiero que hagas de todo,
pero que siempre acabe con un conmigo.
Soy feliz
y tú precioso;
y a veces somos posibles.
Ayer, ni siquiera ayer.
Pero todavía siento los recuerdos
y entiendo que hay veces
en la que el alma
pesa más de 21 gramos.
No me quedan excusas para besarte,
todo es cuestión de coger impulso.
Deja que el tiempo pase
mientras nos quedamos quietos.
Que ya plantaré un jardín
de flores de loto.
Pero ahora esta es nuestra última salida
y la vida cambia tan rápido
que está a punto de dejarnos atrás.
Ayer, ni siquiera ayer.
Quizá mañana.
Porque no sé cómo he acabado así,
pero al final del día él es lo único que importa.
Nacho Vegas lo sabía:
''seré muy breve:
te quiero y esto duele''.
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