Siempre que se habla de ti te conviertes en la excepción que justifica mi regla, y es que cariño aún me humedece el recuerdo del día que te conocí y ese calidoscopio que son tus tatuajes y tu sutil manera de mandarme a tomar por culo cuando te escribo a las tantas borracha y con mono de ti.
Posiblemente esta sea la última vez que decida escribirte.Ojalá que te tengan y no me dejen quererte nunca. Simplemente porque no está bien,muero cada día un poquito y en el fondo es normal porque nací para hacerlo, lo que no es normal es que deje a mi corazón en standby en el último beso que nos dimos.
Que quede claro que te quiero, ¿cómo no te voy a querer? siempre fuiste mi pecado favorito, un vicio por el que valía la pena avergonzarse y pedir perdón.Te tendré presente en mis versos más tristes y siempre serás mi folio en blanco de emergencia contra la autodestrucción.
Ojalá que no te hagan esperar hasta San Valentín para escuchar un te quiero,que no tengas que morir para recibir flores ,que te pongan el grito en el cielo solo si luego te ayudan a subir, que te pinten nuevos pasos de cebra y que nunca te suelten.
Pensaré en lo que pudo ser con el primer cigarro de la mañana, pero no te preocupes ahogaré las ganas de pedirte una nueva oportunidad bajo los cenicientos cadáveres del cenicero.
Espero haber sabido despedirme sin perder las formas, al menos esta vez no he dejado caer mi determinación junto al sujetador a los pies de tu cama.Que te vaya bien,que te vayas bien.
Pero vete bien lejos porque ambos sabemos que estoy disfrazando con un adiós lo que en verdad es un hasta luego.
Texto de gran simpatía, de apuntes refrescantes, que toca el dolor y no duele. De `párrafos muy bien cortados, con ritmo constante y algún toque pequeño de fina ironía. Es un placer leer líneas tan claras.
ResponderEliminarTu entrada, Smurf, es además de bellísima contradicción pues trata el eterno debate entre el adiós y el ¿dónde estás? de la despedida en desamor, que no quiere serlo. Narra lineal y atractivo el ese intimo “ultima vez” que se repite en asegurada recurrencia…
Despedida sin perder las formas, nos dice tu heroína. No hay formas en las despedidas del amor/desamor, dado que la decisión es voluble. Solo aparece cierta si está rodeada de falsa dignidad –grotesca impostora-.
Y solo si se antepone la dignidad al valor. En la dignidad si hay formas, en el valor no. Solo límites. Valor de combate, limite la muerte. Valor en el amor, limite…el amor. Por eso no hay formas en el amor, ni en el desamor.
¡¡Hay de quien se escandalice por una despedida en el amor donde se pierdan las formas!! Sera que la daga racional secciono las venas calientes…o es de ese bello cinismo del que tanto cabe escribir…
Decía al principio, Smurf, que tu texto de hoy tocaba el dolor, sin hacer daño. Y es así por la clave tan verdadera y en negrita que instalas en el último párrafo.
Odioso error cometí en mi comentario, …que reclama fe de errores.
ResponderEliminarDonde dice “¡¡Hay de quien se escandalice por una despedida…”!!, debe decir ¡¡Ay de quien se escandalice por una despedida …!!”.
(El verbo egoísta del tener, frente a la interjección dolorosa del alma –suspiro- o del cuerpo -martillazo en un dedo-. Algo de humor, en suplica de perdón)