miércoles, 23 de septiembre de 2015
Brindis por la sed
Puede que una mañana sea el café el que nos traiga flores.
Me parece justo vivir esperando lo impensable,
hacer lo que quiera con mi tiempo es lo que me hace inmortal.
Vivir el pasado, agradecer el presente y viceversa.
He convertido mis heridas en salidas de emergencia,
dicen que meter el dedo es otra forma de cerrarlas.
Pero tengo los de una mano cruzados para contar mentiras y los de la otra buscando suerte.
Se me ha olvidado cuál es cuál y ahora tengo 10 balas perdidas que tiran a buscar las cosquillas.
Hace media hora que soy solo una caja torácica,
coraza de huesos astillándose contra estos pulmones sin aliento
que guardan los primeros huracanes del próximo verano.
Vaciarse de vida,
soltar toda la lluvia.
Yo verme y no volver a quitarme la vista.
''La cura para todo es el agua salada: sudor, lágrimas y el mar''.
Catarsis intentando ser lo suficientemente fuerte para calar la plenitud.
El mundo tiene su propia forma de escupirnos con vergüenza.
A veces poner el grito en el cielo es de cobardes,
nunca ha sido culpa suya nuestra incapacidad para saber estar a la altura.
Soy un buen ejemplo de que los errores hay que reconocerlos.
No me limito a tropezar con la misma piedra, sino que necesito guardarla con cariño
para cuando necesite que vuelvan a romperme la cabeza.
Porque he convertido todas mis heridas en salidas de emergencia
y ''el tiempo. todo. locura''.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario