Versos de la foto: Alberto Rivas
Tenéis que ver la cara de tonto que se os pone
mientras esperáis que me tiré a vuestros pies.
Como si pensarais que podéis doblegar mis sentimientos.
La cara de tonto que ponéis
mientras esperáis mi declaración de amor eterna.
Que igual me dejo acariciar que me visto
y me largo con el desastre a otra parte.
Que a mí no me enseñes a querer.
Que a mí no me enseñes a hablar.
Que a mí no me enseñes a comportarme.
Que soy demasiado niña para llevar tantos años amando la palabra mujer.
No me eches más tus lágrimas que ya no me trago ni una.
No me obligues a sonreír,
que cuando te canses de masticarme
te escupo cuando quiera.
Ahí seguís, tirándome de las costillas,
como si fuerais a abrir las puertas del Paraíso;
como si aún pudieseis llevaros algo.
Como si después de acabar con la cabeza
no hubiera continuado con el resto del cuerpo.
No es canibalismo, es gula.
Por eso aún tengo restos de recuerdos entre los dientes.
Me miráis con esos ojos tan grandes,
como si nunca hubiese visto una luna.
Como si me quedara algo más que un par de cuencas vacías.
Como si pudiera olvidar que una vez me entró todo un desierto
y preferí llorar a que me soplaran.
Que tengo más de cactus que de flor
porque los deseos no se soplan,
se piden a la cara.
A mí que más me da la cara de tonto que pongáis
si el presente lo tengo a oscuras y lo recorro a tientas.
A mí no me llames sexo débil,
que no es valiente el que arriesga todo;
valiente es al que no le asusta el miedo
o es capaz de ponerse delante de una persona triste y saber qué decir.
No es miedo, pero cualquier día encuentro el amor y resulta que ya era de alguien.
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