A veces me pregunto si he conocido alguna madre que acto seguido haya dicho: "no me gusta que te juntes con esa chica".
Si he sido motivo de discusión de mis padres en algún momento.
Si un desconocido me ha mirado con cara de preocupación.
A veces me pregunto en cuantas ocasiones he perdido una oportunidad.
Lo cerca que he estado de joderme la vida.
Si se la habré jodido en alguna ocasión a alguien.
A veces me pregunto qué estoy haciendo.
De dónde sale tanto dolor.
Por qué lo sigo permitiendo.
A veces las preguntas de otros.
El miedo a lo que ya sabrán ellos.
Esta necesidad de responder siempre "no sé".
La vista clavada en el suelo,
como si por casualidad fuera a encontrar las respuestas que se le han caído a otro.
Soy el guisante bajo el colchón
que espera a ser notado, todavía con vida.
Una ciudad de charcos que huelen a orín y lágrimas,
y yo sin botas de agua.
Siento, y no obstante no es lo que debería.
Necia por buscar que sea lo que quiero, cuando no es.
A veces me pregunto si él piensa "en qué lío me he metido".
Algo no va bien.
Algo no ha ido nunca bien.
Me pregunto cómo alguien puede estar harto del futuro cuando no ha sucedido todavía.
La vida son los vomitos de otros que te obligan a tragarte.
Estoy de barro y mierda hasta las orejas y nunca os invitaré a mancharos.
Igual que no dejaría de meterme el caramelo en la boca sólo porque se ha caído al suelo.
De nuevo todo son preguntas y restos de cristales por el suelo.
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