Para Sara Tomás.
Te echaría de menos aunque no te conociera.
La niña de las pompas y la dulce sonrisa
trae la cabeza llena de caracolas del otoño.
Carita de primavera.
Cuidado con las cicatrices,
que te veo la temperatura a la que arden los libros.
Niña mariposa,
conocedora de los poderes curativos de los abrazos.
Pedazos de alma en lápices de colores.
Dame la mano y deja que te arrastre conmigo.
La niña Sara,
la niña Hispanoamérica.
La chica de las polleras de flores
y la voz caramelo fundido.
La niña de barro y horno de piedra.
Nieve en las manos y tarde de verano.
Canta canciones de cuna a la poesía,
incluso cuando no se deja besar
y abre su regazo
a todos los hijos perdidos de la capital.
La niña adulta
de manos de madre
que cura sana los males del día
con un solo vistazo de sus ojos huracán en calma.
Marrón de la tierra,
de quien ha estado cara al Sol.
Apenas la conozco de unos meses
y parece que ya la quiera de toda una vida.
Que es posiblemente lo que me vaya a doler.
No recuerdo cómo llego,
pero ahora lo único que me preocupa es que no se vaya.
Quiéreme por encima de mis posibilidades,
que ya me encargo yo de hacernos eternas.
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