Voy a dejar de escribirte
para empezar a soltarte verdades a la cara.
No sé cuál de tus dos personalidades leerá esto,
si la de Mister Hyde o la que piensa que estoy guapa cuando me levanto de resaca.
Confieso que ya da igual, confieso que ambas ya han dejado de impresionarme.
Nunca dejé fuerzas para volver nadando a través de tus lágrimas de cocodrilo.
Me aburro, me aburres.
Me aburren tus juegos para uno,
las verdades a medias,
que creas que me das todo cuándo lo único que haces es llenarme con tus vacíos.
He perdido la cuenta de cal y arena
y ahora rompo todos los relojes para no adaptarme a tu franja horaria.
Que soy mujer montaña y tú únicamente otro grano de arena más,
deja de creerte Mahoma o corres el riesgo de acabar aplastado,
que no me tienes en la palma de tu mano, que la arena se te escapa por entre los dedos.
Ha pasado de parecerme todo jodidamente romántico
a estar románticamente jodida.
Te he convertido de la noche a la mañana en mi punto débil
y eso sí que es fuerte.
Que me pones monogámica perdida
y no pega nada con mi perpetuo estado de pasotimos existencial.
No te preocupes, seguiré riéndome de tus chistes malos
porque sí que soy tonta perdida,
pero no del tipo de tonta que tú te pensabas .
Que tienes una polla preciosa,
pero no quiero ser tu alguien.
La realidad siempre estropea los sueños
pero como siempre al mal tiempo, otro libro de poesía.
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