''Sabes. cuando te conocí lo que más me gustó de ti fue tu transparencia;
el hecho de saber que todo lo que decías que sentías por mi era cierto.
Porque está todo ahí, en tus ojos.
Hasta la tía a la que te follaste anoche.
Te dije que no te lo perdonaría una segunda vez.''
''Puede que fuéramos demasiado jóvenes, no sé,
o fue culpa de esa sensación absurda de que si encuentras
a la mujer de tu vida con veinte años los mejor es huir''
David Trueba.
Cuando un chico dice que te quiere,
siempre es como si lo escucharas por primera vez,
como si esas palabras no hubieran tenido sentido hasta ese preciso momento.
Puede incluso que la primera vez no te lo diga en persona,
puede que te lo diga por teléfono,
puede que él este en un bar pidiendo su cuarta cerveza.
El Whatsapp y su manía de cargarse las conexiones interpersonales,
al final lo único que importa es cuando fue su última conexión.
Y por supuesto tú sonreirás,
porque el suena como si realmente lo sintiera.
Porque realmente ningún chico antes te ha entregado esas palabras
como si fueran tiernas moras aplastadas en las palmas de sus manos firmes,jóvenes y llenas.
Porque no hay sabor más dulce.
Sus brazos; vivas enredaderas pidiendo tocar el sol que hay en tu cara diciendo:
''Aquí, toma todo lo que alguna vez he tocado si ello significa estar más cerca de ti''.
Su aliento a la espera de ser doblado en una nota de amor
que pase a través del hueco de tu nuca y sus dientes frontales.
Te aseguro que él también recordará
la primera vez que le dijiste que te sentías a salvo en su boca,
y ya nunca volverá a estar hambriento.
Cuando un chico dice que te quiere,
escucharás música,
la voz de tus antiguos amantes bailando en tu garganta;
tu estómago será un late-night show en un cabaret
esperando a recibir la última llamada.
Es entonces cuando entiendes que cuando un chico dice que te quiere
lo que de verdad quiere decir es que se está preparando
para ser incompatible contigo a partir de ahora.
Que un chico dice que te quiere no mucho después de haberse acostado con otra
o de haberte tenido esperando de madrugada dos horas porque supuéstamente iba a llamarte en cinco minutos.
La paciencia es algo en lo que llevas trabajando toda tu vida,
pero no para emplearla única y exclusivamente con él.
Cuando pregunta, acabas respondiendo que tú también le quieres;
puede que entonces seas tú la que está en un bar pidiendo su cuarta cerveza
y veras caer tus propias palabras como vasos vacíos.
Recuerdas el día que tu núcleo.
que tu corazón de paloma se perdió en el viento
porque aquel era un mensaje que no sabía cómo o dónde debía ser llevado;
y uno por uno los chicos a los que una vez dijiste te quiero
van cayendo en silencio, igual que hacen los pájaros.
Él que suele hablar tan elocuentemente
hasta que te atreves a hacer esas preguntas
que lo rompen convirtiéndole en poco más que un fantasma,
que te sangra convirtiéndote en un cadáver
con tantas preguntas por dentro que están destinadas a estrellarse contra el suelo,
contra el ataúd de tus propios sentimientos.
Y en la lengua ya no saben sencillas
y ya no puedes notar el dulce sabor de las moras.
Cuando un chico dice que te quiere,
sólo para después quedarse callado, para que tú te quedas callada
como sucios y arrugados folios en blanco;
y tu esperas que sea verdad
pero ya sólo puedes ver las grietas de sus mentiras
ensombreciendo la luna creciente que era su cara
en la noche cónica ennegrecida.
Él nunca sintió nada de lo que dijo,
realmente sonaba como si lo hiciera;
pero nunca lo hizo.
Es sólo un chico, ¿recuerdas?
Es sólo otro triste y estúpido chico.
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