lunes, 24 de noviembre de 2014
Estoy fuera
Náuseas.
Me supuran las grietas.
Frío corazón.
Frío manos.
Condensación en los ojos.
Somos las hijas gilipollas de la revolución.
Nos da miedo tanto amar como ser amados.
El cuco se ha vestido de luto,
definitivamente se ha pasado la hora.
Condena de muerte del minutero
por dedicarme a contar las horas.
Necesito una máquina del tiempo.
Deja caer el telón.
Miéntete.
A veces la verdad suena peor que las mentiras.
La honestidad se ahoga por haber construido
barcos de papel.
Cuida cada página,
vigilando tu espalda.
Hay veces en las que el folio
te vomita de vuelta lo que eres.
Nada.
Blanco.
Estaba demasiado ocupada buscando tu perdón
como para pedirme perdón a mí misma.
Otro nuevo episodio cargado de vacíos.
La causalidad de la saliva.
Ya no te conozco,
por eso quizá no le vea sentido a olvidarte.
Me has arrancado el corazón de cuajo,
como quien quita una tirita,
que fue exactamente el mismo tiempo
que tardé en enamorarme de ti.
Desnuda por dentro,
dos segundos,
una primavera,
tres otoños.
El tiempo ha dejado de ser cíclico
para ser relativo.
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