antes de que te marchites y mueras

Aquella noche me precipité al vacío de la que ya no era mi vida,por único paracaídas lo restos de una copa vacía de alcohol barato, no había posibilidad de salvación y claro al final acabé tocando fondo.Y ahí fue donde la conocí a ella, me esperaba sentada con las piernas cruzadas,la cabeza echada hacia atrás como si repitiera una eterna carcajada y sus ojos oscuros brillaban con el reflejo de la Luna.

Tiró de la pernera mi pantalón y me obligó a sentarme a su lado, sin pedir permiso comenzó a acercarse hasta que quedó sentada en mi regazo y como si  de un diálogo de un teatro de lo absurdo se tratara me susurró al oído:

-Mi indice de suicidios es casi nulo y he salido a camelarme la noche para pode encontrarme contigo en este bar, aunque normalmente a estas horas o esta cerrado o no me dejan entrar,a veces el derecho de admisión pasa por uno mismo y el todo vale cuesta igual que el nada importa.Siempre es así, mecida por extraños que nunca saben de que hablar y aún algunos se sorprenden de que me entre miedo cada vez que enciendo un cigarro.Creo que la felicidad está donde no la estoy buscando.Más que creerlo lo se y quizás por eso lo hago.No quiero divagar así que esta noche, pero sin que sirva de precedente pues mis gestos esconden un punto de sucedáneo, te ruego que me bajes la cremallera del vestido hasta el final.

Se dio la vuelta y se recogió el pelo con las manos para que pudiera empezar, lo que ella no sabía era que al haberme abierto su alma para mí ya estaba desnuda. Y ahí perdido en los oscuros abismos del fondo lo único en lo que podía pensar es en que era preciosa.