Cuando los monstruos aún daban miedo

Abrió la puerta y aunque el cuarto estaba a oscuras sus ojos fueron capaces de distinguir la silueta que reposaba en la negrura gracias a las pequeñas gotas de luz que entraban a través de las rendijas de la persiana.

-Pasa niña-musitó una voz grave

A pesar de que lo más profundo de su mente se opuso a ello, fue como si su cuerpo obedeciera atado a aquellas breves palabras colmadas de una amenaza aún oculta pero latente.Los amarillos ojos parecidos a los de un felino del vampiro crepitaban en la oscuridad frente a ella.Cada uno de sus poros chillaba advirtiéndola del peligro, porque era seguro que este vampiro no se iba a poner a brillar bajo la luz del Sol  y  que su cortes invitación no escondía en el fondo un ferviente amor por ella. Era tal y como lo recordaba, tal y como lo había vislumbrado tantas veces en sus sueños después de verle aquella primera y última vez.Aquel rostro pálido y sobrenatural que se había ocultado durante meses en el sopor de sus sueños como una sombra, un mal augurio, un claro reflejo de sus miedos más profundos...

-¡Qué maleducado soy!, toma asiento por favor. Siéntete como en tu casa-Siseo entre sus afilados dientes con un tono cargado de sorna.

De nuevo como si careciese de determinación propia se vio obligada a obedecer.Se sentó en un sofá de terciopelo de grandes dimensiones que bajo aquella  tenue luz parecía de color granate ; posiblemente fuera cómodo y apacible pensó , pues esa era la impresión que daba, pero apoyada sobre sus tensos músculos la única sensación que experimentaba era la de estar prisionera.El vampiro se acercó lentamente, notó su gélido aliento acariciándole las pestañas al tiempo que se le helaba la sangre en las venas.De cerca resultaba incluso más amenazador, no era hermoso ni mucho menos sino más bien una aberración, un error de la Naturaleza, un despiste de Dios ...Desesperada comenzó a rezar en voz muy baja, pues una vez tienes al Demonio clavándote los ojos parece ser la única solución.

-Rezar no te va a servir de nada- le susurró al oído de forma pausada- aquel al que buscas no existe.Eres insignificante y estas sola. ¡Estúpidos humanos!- pareció escupir en una carcajada colmada de resentimiento y sincero desprecio.

Levantó la vista y se atrevió a devolverle la mirada. Cazador y presa frente a frente sumidos en la más siniestra intimidad. Abrió la boca para hablar con la esperanza de retrasar el dolor,la muerte, la caída del telón...Pero antes de que algún sonido pudiera abandonar su boca el vampiro la silenció.

-No  te esfuerces querida, no me gusta jugar ni interactuar con la comida. Simplemente echa la cabeza hacia atrás y relájate, así te dolerá menos. Si te sirve de consuelo intenta verlo como una especie de Selección Natural.

Antes de que un último suspiro pudiera escapar de los labios de la muchacha él ya le había desgarrado el cuello con precisión, liberando la tibia y pegajosa sangre. Notó como la vida abandonaba sus venas poco a poco mientras aquellos fríos y ávidos labios succionaban con intensidad. Sangre y marfil mezclándose .Finalmente sus negros ojos se cerraron sumiéndose en la eterna oscuridad para no volver a brillar.

Una habitación en silencio, pupilas amarillas como faros en la oscuridad, oxidadas gotas de sangre que despistadas acabaron derramadas en el suelo y una lánguida y pálida mano que inmóvil descansa sobre el terciopelo granate que ya no puede acariciar...