jueves, 17 de marzo de 2016

Espuma de rabia en el café



Antonio Vega nunca explicó si la chica de ayer era también la del día anterior,
y la del anterior al anterior y la del siguiente.
Y en caso de que sí, qué tuvo que prometer para que volviera.

A veces el egoísmo es la única manera de pedirse perdón a uno mismo.
Si echo cuentas, ya no echo en falta nada, ya no me falta nada.
Salvó quizá hierro y algo de serotonina;
en realidad soy una blanda.

Creo que le debo algo a alguien.
Puede que un poema menos triste,
puede que nunca les debiera escribir.

Dar gracias es siempre buena señal.
Suele ser síntoma de que aún alguien se preocupa por ti.
De que queda algo a lo que agarrarse.
De que vale la pena estar tan vivo.

No le veo nada malo a perder, salvo quizá la salud.
Creo que todo el mundo lo ha experimentado en alguna de sus variantes.
No pasa nada si no todo pasa;
porque sí se olvida.

Nadie hablará de nosotros.
Me aferro a la certeza de respirar el mismo aire que otro ha exhalado,
el despiste de haber robado algún suspiro por error.
Deambulamos en espacios creados de recuerdos.

Espero que nunca me pidan explicar una mentira.
Espero que nunca me vean sangrar y antes de besarme la herida,
se paren a preguntarme si estoy vacunada del tétanos.

Espero que nunca me tiren de la lengua solo para acabar usándola como soga.
Que abrazar y estrangular implican los mismo, pero con distinta rutina.
Que si aprieta no es el tuyo, ni el de tu vida.

Sólo me pongo seria para escribir,
por eso siempre me marcho cuando las cosas se ponen serias.

viernes, 11 de marzo de 2016

Estamos esperando a Godot




Perdón por llegar tarde, pero no pedimos nacer.

Que se me lleven los cuervos, cuanta más gente conozco menos humana me siento.
Hablar,hablar,hablar...
Como si mis palabras fueran un libro de instrucciones.
Como si nunca me hubieran enseñado a mentir.

Repito la misma canción de seguido,
pero lo que a mí me duele no se pega.
No soy quién para juzgaros, pero que nos quiten lo opinado.

Sé que tengo unas ganas preciosas,
pero por favor, dejad de empeñaros en quitármelas.
Quizá llegue a vieja pero jamás seré adulta.
No me deis por muerta hasta que llame para reírme de lo que os habéis perdido.

No me gritéis, que por decirlo más alto no lo estáis diciendo más claro.
Cerrad la boca, las heridas abiertas me dan derecho a pasar.
De vosotros.

La vida a nivel supervivencia, no miro atrás por miedo a los libros a medias.
No eres tú quien pisa la ciudad, es ella la que te pasa por encima.

No sé si realmente me conozco
o simplemente me acoplo a la opinión que el resto tiene sobre mí.
Y aún se me exige que vaya por la vida con una puta sonrisa,
como si alguien estuviera a punto de hacerme un favor.

No sabemos nada y aquí seguimos,
fingiendo que lo sabemos todo,
demostrando que somos los putos amos de la mediocridad humana.
Un par de hostias les daba a vuestros cánones de belleza.

Cría cuervos y la gente dirá que han sacado tus ojos.
Eso deben de pensar mis padres.

Ojalá mirlos.
Ojalá que esta sensación de eternidad sea precisamente la que me lleva a la tumba.