lunes, 30 de mayo de 2016

De siempre



A veces me pregunto si he conocido alguna madre que acto seguido haya dicho: "no me gusta que te juntes con esa chica".
Si he sido motivo de discusión de mis padres en algún momento.
Si un desconocido me ha mirado con cara de preocupación.

A veces me pregunto en cuantas ocasiones he perdido una oportunidad.
Lo cerca que he estado de joderme la vida.
Si se la habré jodido en alguna ocasión a alguien.

A veces me pregunto qué estoy haciendo.
De dónde sale tanto dolor.
Por qué lo sigo permitiendo.

A veces las preguntas de otros.
El miedo a lo que ya sabrán ellos.

Esta necesidad de responder siempre "no sé".
La vista clavada en el suelo,
como si por casualidad fuera a encontrar las respuestas que se le han caído a otro.

Soy el guisante bajo el colchón 
que espera a ser notado, todavía con vida.

Una ciudad de charcos que huelen a orín y lágrimas,
y yo sin botas de agua.
Siento, y no obstante no es lo que debería.
Necia por buscar que sea lo que quiero, cuando no es.
A veces me pregunto si él piensa "en qué lío me he metido".

Algo no va bien.
Algo no ha ido nunca bien. 

Me pregunto cómo alguien puede estar harto del futuro cuando no ha sucedido todavía. 

La vida son los vomitos de otros que te obligan a tragarte.
Estoy de barro y mierda hasta las orejas y nunca os invitaré a mancharos.
Igual que no dejaría de meterme el caramelo en la boca sólo porque se ha caído al suelo.


lunes, 9 de mayo de 2016

Esto Tyler no lo sabía




Lo estamos entendiendo mal.
Mantenerse vivo, mantenerse humano.
Mi universidad ha sacado un anuncio en el que dice: "somos lo que hacemos";
y soy estudiante, pero ser estudiante no es Patricia,
y si hay suerte seré periodista, pero ser periodista tampoco lo será.

Las cosas son porque las hacemos,
luego habrá algunas que valgan más y otras que sean meros accidentes.
No soy un accidente, no soy mi carrera, no soy la gente que conozco, ni siquiera las cosas que amo.
Todo influye, todo desarrolla una personalidad y una vida,
pero podríamos no hacer nada y seguir siendo.
Porque lo estamos entendiendo mal.
Mantenerse vivo, mantenerse humano.

No resulta asombroso que alguien sea abogado, o panadero, o escritor.
Obviamente es admirable, pero si todo lo que puedes decir sobre ti es a qué te dedicas...
lo estamos entendiendo mal.
Con esto no quiero decir que haya que ser unos vagos o conformarse con lo mínimo,
sólo que las entrevistas de trabajo, los despachos, una presentación, el sueldo, la casa en la que vives, la ropa que llevas, no eres tú.
Porque definirme como que soy lo que hago, es lo último que haría.

Necesito un currículum en el que me dejen explicar que sí, que he aprendido cosas en estos años de universidad, pero que lo más importante que sé no lo he aprendido tomando apuntes. Que igual no sé usar el InDesing, o soy pésima con la tecnología, o hay palabras que ni siquiera sé pronunciar...
Pero sé que lloro igual que me río, sin cubrirme la cara.
Sé que hago mucho ruido,
que me encantan los chistes malos,
que soy quejica,
que me agobio por mí y por todos mis compañeros
y que al menos una vez por semana tropiezo con mis propios pies.
Sé cuales son mis limitaciones
y que a veces las barreras más grandes me las pongo yo misma.
Sé que a veces lo que más me gusta de mí es la gente que me rodea,
porque mucho de lo que sé es gracias a ellos.

Porque de María he aprendido que vale la pena salvarse (y casi todo lo que sé de querer al prójimo), de Sara el valor de la distancia, de los te quiero, de un abrazo, de Carlota aprendí cómo convertir una ciudad que no es la tuya en hogar, de Nerea cómo llorar de la risa, Rafa me ha enseñado a tener paciencia, Ana que no vale la pena criticar,  de Nacho he aprendido a echar de menos, de Pablo que ser un poco sociópata no está mal, de mi padre la fuerza, de mi madre la compresión, de mis hermanos la amistad.

De él, que acaba de llegar, y me está enseñando a no tener miedo.

Sé que lo que hago no es lo que soy, porque sé estas cosas.
Lo estaba entendiendo todo mal.
Perdón, pero es que todavía estoy aprendiendo.