miércoles, 25 de noviembre de 2015

Prefiero quemarme el paladar con pizza caliente

Versos de la foto:  Alberto Rivas


Tenéis que ver la cara de tonto que se os pone
mientras esperáis que me tiré a vuestros pies.
Como si pensarais que podéis doblegar mis sentimientos.

La cara de tonto que ponéis
mientras esperáis mi declaración de amor eterna.
Que igual me dejo acariciar que me visto
y me largo con el desastre a otra parte.

Que a mí no me enseñes a querer.
Que a mí no me enseñes a hablar.
Que a mí no me enseñes a comportarme.
Que soy demasiado niña para llevar tantos años amando la palabra mujer.

No me eches más tus lágrimas que ya no me trago ni una.
No me obligues a sonreír,
que cuando te canses de masticarme
te escupo cuando quiera.

Ahí seguís, tirándome de las costillas,
como si fuerais a abrir las puertas del Paraíso;
como si aún pudieseis llevaros algo.
Como si después de acabar con la cabeza
no hubiera continuado con el resto del cuerpo.
No es canibalismo, es gula.
Por eso aún tengo restos de recuerdos entre los dientes.

Me miráis con esos ojos tan grandes,
como si nunca hubiese visto una luna.
Como si me quedara algo más que un par de cuencas vacías.
Como si pudiera olvidar que una vez me entró todo un desierto
y preferí llorar a que me soplaran.
Que tengo más de cactus que de flor
porque los deseos no se soplan,
se piden a la cara.

A mí que más me da la cara de tonto que pongáis
si el presente lo tengo a oscuras y lo recorro a tientas.
A mí no me llames sexo débil,
que no es valiente el que arriesga todo;
valiente es al que no le asusta el miedo
o es capaz de ponerse delante de una persona triste y saber qué decir.

No es miedo, pero cualquier día encuentro el amor y resulta que ya era de alguien.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Primera persona del Pretérito perfecto simple del verbo amar, y tú no





Me estabas dejando morir,
matándome de hambre.
Sujeta por los clavos de un amor sin corazón.
''Te todo''- dijiste,
mientras sujetaba en las manos tus cicatrices.
Pero cuando algo está tan roto sólo duele.

Y así, sujeta a tus carencias
tú sacabas la cuenta de las mías.
Como si pudieras empujarme más abajo,
como si esperaras un ''perdón'' por lo poco de ti que me he llevado conmigo.
A sabiendas de que a estas alturas,
el punto de apoyo que mueve el mundo
sólo lo encuentro con los dedos en tu nuca.

Tu juego de sábanas,
en el que te niegas a que entren dos.
Porque 4 brazos entre 4 esquinas, aprietan y ahogan
y no voy a dejar morir mis miedos donde vayas a sudar con otra.

Suerte de tener los labios divididos
para poder corresponder a todas.
Me pregunto cuantas otras han querido partirte la boca
tan literalmente como yo.

Ya no me creo nada.
Abusas tanto de las palabras que han perdido todo su valor.
Sigue sonriendo en la fotos,
que el resto no sepa que detrás de esa fachada no queda nada.

Me dejas morir.
Sin embargo, tú eres otro muerto en vida
empeñado en ir comiéndole la cabeza a la gente.
Pero me matas de hambre.
Me matas,
porque obligas a mi corazón a bombear por los dos.