Perdón que os lance tan de mañana mis pensamientos a la cara, pero estoy triste y algo asustada. He dejado de entender el ambiente en el que vivimos y he perdido la fe en un de los tabú de mi vida: el amor. No logro entender como hoy en día la gente es capaz de cruzar semáforos en rojo, de saltar de un avión, de un puente, pero nos sigue dando miedo decir te quiero a los demás. Esas dos palabras nos paralizan, nos queman en la garganta y nos provocan sudores antes de irnos a dormir.Esta generación de mierdas y cobardes me da asco, ¿soy la única que si esperando ver un beso digno de una película de Hollywood a plena luz del día en la calle?. Siempre es igual, nos preocupamos por la salud, la economía, la educación, los deportes, la política. ¿ Qué tal está su hijo? ¿de colesterol como andamos? ¡Hay que ver como ha subido el I.V.A!. Pero aún no he visto ni una sola manifestación a favor del corazón, os juro que el día que alguien me pregunte ¿ cómo andan hoy los latidos de tu corazón? ¿está feliz? ¿se ha levantado con el pie derecho?, me caigo muerta y redonda en el sitio.
Nos olvidamos de que el amor mueve el Mundo, de que es la más hermosa de las enfermedades. Por que también os digo que aquí una servidora prefiere morir antes de amor que de soledad. Que muerte más trágica debe de ser, como si te faltara un pedacito, casi como ahogarse. Me congelo en esta sociedad vacía y fría, sin alma...
Shakespeare se tiraría de los pelos si nos viera, si supiera que el romanticismo y la sensibilidad están ya penados por ley, que son simples leyendas, animales mitológicos. Y no me tiréis de la lengua y me hagáis hablar del la relación entre sexo y amor porque hay si que se me rompe el corazón y a ver quien viene luego a darme puntos de sutura para que no se me derrame la tinta.Echo de menos que me rompan el corazón y poder hurgarme la herida para saber que si duele es porque siento y aunque me haya estrellado,esa sensación de ingenua felicidad ha servido para algo. El problema es que somos tan egoístas que ya ni nos damos permiso para enamorarnos.
Me puede la vergüenza de los cobardes que miran con envidia a aquellos que fueron lo suficientemente valientes de soltar la manos de la cornisa y lanzarse al vacío para sentirse vivos Quizá comience una revolución o me deje crecer bigote, lo que sea, como si me encierran después de esto. Al menos viviré en una habitación cálida y mullidita en la que poder abrazarme para siempre.
Ojalá que me despierte siempre en París o al menos que me quede Roma para siempre.