martes, 28 de febrero de 2017

Monólogo nº : a vosotros qué más os da





Tuve que visitar palacios para entender
que los reyes no importan
allí donde manda el amor.

-Capitán, Niño de madera, Quijote, él.


Lo siento por ponernos a prueba,
pero es la única forma de saber si aún siguen ganando los buenos.
A veces me preguntan si te quiero y no sé qué decir.
No porque no lo tenga claro, sino porque aún no he encontrado el verbo que aniquile al resto.
Necesito una palabra que sea declarada peligro nacional.
"Te quiero" lo dejé muchos meses atrás.

Te observo a través de la circunferencia del vaso de cerveza.
Geométrico, disuelto entre burbujas.
Entonces me causan una pena terrible los 7 planetas de la NASA
y todos aquellos inconscientes de la verdadera vida que orbita alrededor de los que queremos.

A veces confundimos al sueño,
se acuesta agotado sin saber dónde acaba tu respiración y empieza la mía.
Mientras tus manos incansables me hurgan el pelo, despacio...
con el mismo entusiasmo como en el que sujetas los libros que te dejo.
Como si mi cabeza fuera una de esas grandes estanterías de las bibliotecas
y tú, el encargado de seleccionar y organizar cada una de las historias que me van a tocar vivir esa noche.
Duerme tranquilo, a tus espaldas me afilo los huesos de las costillas para asustar a tus enemigos.

Eres todo el agua que necesitaba para dejarme llevar, para obligarme a curar.
Un mar lleno de orillas.
Quiero que me acerques a tu oído,
como hacemos con las caracolas de pequeños
y decirte que va a dar miedo,
pero que he encontrado el lugar en el que me quiero quedar
y que ese lugar ha resultado ser una persona.

Salivo a la misma intensidad que con cualquier poema de Lorca.
¿Qué puedo decir?
Ya sabes que mil veces me mojaría las manos de sangre y me las lamería con la lengua.


jueves, 23 de febrero de 2017

404 NOT_FOUND





La vida nos obliga constantemente a decir adiós,
a veces de seguido.
No es que nos acabemos acostumbrando a ello,
pero sí se acaba haciendo más fácil.

Hay gente que se va sin que lo notes
y otros no obstante, que prefieren hacerlo por la puerta grande.
Luego están aquellos que no se han ido,
pero cuesta recordar la última vez que los sentiste cerca.

El miedo es el Donald Trump de los sentimientos.
Y permitidme la redundancia, pero el miedo...da miedo.
Imaginad la de gente que dejaría de fumar si en las cajetillas pusiera: "El tabaco puede provocar miedo, por su salud física y mental (y la de los que le rodean), deje de fumar". Un niño diciéndole a su madre que por favor mire si hay miedo dentro del armario o debajo de la cama. O peor aún, dejar de mirar a los que quieres de frente porque: "perdón, creo que me ha entrado miedo en el ojo".
Muros, muros, muros...
que pagamos cada uno de nosotros,
porque nos sabe a poco cargar a plazos con nuestros complejos.
Como si no hubiera ya demasiadas d(e)udas pendientes.

 No sé cómo hemos permitido que pasara.
En qué momento comenzamos a hacer un drama mayor por perder una cartera o un móvil
que por perder a una persona.

Me pregunto para cuántas personas soy un recuerdo.

Qué tipo de recuerdo soy para ellas.
Si alguna vez han tenido mi nombre en la punta de la lengua.
Quién pregunta por mí, por nosotros.
Cuánto tiempo hemos olvidado.
Olvidar nos hace perder tiempo, literalmente;
perdemos horas, caricias y daños de una vida ya pasada.

 ¿Creéis que los nosotros de los recuerdos se embobarán pensando en nosotros también?.
Puede que eso fuera lo que pasaba cuando de niños nos parábamos a pensar qué íbamos a ser de mayor.

Siempre que alguien os diga "adiós" con la mano
imaginad que está aplaudiendo en lenguaje de signos.
Así en lugar de una despedida
parece que esté celebrando el tiempo que habéis pasado juntos.

No me corresponde olvidar porqué vine a escribir esto.
El insomnio es protector con sus recuerdos.
Por eso nos acordamos de las noches que pasamos sin dormir,
pero no de lo que hemos soñado durmiendo.