miércoles, 25 de junio de 2014

Me cago en el Carpe Diem


¿Qué es un gran poeta?
¿Existe realmente una definición?
¿Un nombre propio?
Carteles, eventos, firmas de libros;
toda una puta revolución de las que todos quieren formar parte.

¡Escribió su ''gran obra'' a las 23!
Joder, menudos huevos
leo cosas que escribí hace apenas un mes
y ya no soy capaz de verme reflejada.

¿Cuando tenga 40 años seguirá siendo su ''gran obra''?

Claro, que luego me veo reconociendo
que al menos hacen algo con su vida.
Que yo también pierdo el tiempo, las bragas y el dinero
por ir a escucharlos, a verlos, a que me firmen alguna de sus frases.

¿Se emocionará alguien alguna vez al ver mi nombre en uno de esos carteles?
¿Saldrá alguna vez mi nombre en uno?
Dudo que alguna vez me paguen las copas
y siempre me veo resignada en Malasaña a pagarlas yo.

Siempre quedarán las notas de prensa,
los becarios mal pagados,
vender versos a precio de saldo en Gran Vía.

Veo un futuro tan incierto
que sigue sin parecerme ridículo
responder ''astronauta''
cuando alguien me pregunta
qué quiero ser de mayor.

Para el caso,
aún estoy a tiempo de ser princesa.

Algún día quemaré uno de esos libros,
una de esas ''obras maestras''
frente al ceño fruncido
de esos poetas
empeñados en salvarse del mundo.

Quizá algún día
deje de caminar mirando al suelo
y arrastrando los pies
y saque valor suficiente del filo de la poesía,
de las palabras, de lo que coño sea esto;
y me vea capaz
de enseñarles los dientes a Madrid
y decir que yo también tengo cuadernos
que cargan con el peso de 20 años.
Puede que alguno menos,
creo que los 5 años
aún era realmente feliz.

No se, joder;
a la mierda con todo
incluso con la autodestrucción.

¿A qué jugáis inválidos mentales?
Dejad de meter el dedo
en vuestra propia llaga
que desde fuera
ya os han metido
el puño entero.

No mancilléis más
el concepto del Carpe diem,
que no consiste en morir
con los órganos genitales por fuera
y cocaína hasta las cejas.
Joder, vivid rápido,vivid;
pero también envejeced pensando
que no habéis dejado
ninguna asignatura pendiente.

Y que le jodan al purgatorio.

Pienso seguir viendo anocheceres
en los vagones del metro
y amanecer esperando
que vuelvan a abrirlo.

Supongo que aún
no he encontrado un lugar
al que me sienta con derecho
a llamar hogar.

Por eso de la independencia y los nómadas.

Soy parte de una gran ciudad
no soy más que otro punto y seguido
de esta ''gran obra maestra''.

Llámalo mundo;
llámalo vida.

jueves, 19 de junio de 2014

Ni sí, ni no, ni todo lo contrario


Sí mamá, te escucho.
Sí mamá, ya se que Don Quijote no necesitaba comer
porque él ya formaba parte de un cuento.
Sí mamá, acabo este capítulo
y me voy a la cama.

Sí papá, a mí a veces también me cuesta
entender a García Márquez.
Sí papá, leeré más el periódico
e intentaré memorizar el nombre de todos los imputados,
perdón, de los diputados.
Sí papá, juro que este mes no le declaro la guerra a la Casa del Libro
y así me quedará dinero para el abono.

Sí, te escucho.
No, no estoy escribiendo.
Sí, ayer me volví a pasar fumando.
No, no era un porro lo que me estaba liando.


Saco el cuaderno
y no, no estoy escribiendo.
No, tampoco lo hago para que no me hables.
No, no lo hago porque no me interese lo que me cuentas.

Sí, saco el cuaderno
y no, no estoy escribiendo.
Son garabatos,
las líneas que ha dejado en el cielo algún avión.

Sí, saco el cuaderno
pero no, no es para escribir.
Es para pintarle nubes al Sol
o sonrisas a las comisuras apáticas del Metro.
La forma con la que parecen salir tus palabras,
el nombre de ese bar en Canal donde las cervezas son tan baratas.

Sí, te escucho.
Sí, te leo.
No, no hablo mucho.
Sí, ya sé que la gente triste acaba cansando.

Sí, te escucho
y también me alegro de que tú a mí no.
Porque en verdad te digo,
que si te diera por conocerme
quizá tú, yo o los dos
acabaríamos llorando.

Como siempre.

Sí, te escucho.
Sí, ya se que es la sexta cerveza que me bebo
pero no, aún no he vomitado.

Sí, reacciono.
Sí, te escucho.
Sí, todavía respiro.

sábado, 14 de junio de 2014

Nombre impropio


Quizá algún día,
cuando me considere mayor,
cambie de nombre
y dejaré de ser Patricia.

Dejaré de ser Patricia
la que aprendió a sumar más tarde que el resto de sus compañeros,
Patricia a la que le cuesta ser sociable,
Patricia la que no come,
Patricia la que tiene miedo a la oscuridad y a las mariposas;
la que no es del todo guapa pero tampoco fea,
que es demasiado rubia, muy bajita
e irritantemente gritona.

Quizá algún día cambie de nombre, de dirección, de ciudad, de gustos, de opiniones.

Quizá cambie de nombre después de muerta,
quizá rechace que pongan mi nombre en una lápida,
quizá así me convierta en tierra de nadie.

Quizá sean otros los que me cambien el nombre;
quizá me llamen abuela, mamá, mi amor...
Quizá nadie vuelva a llamarme en la vida.

Quizá no quiera que me llamen
o quizá vuelva a pasarme todo la noche
esperando esa llamada.

Quizá.

De momento, me entretengo repitiendo esa palabra,
ese nombre propio, ese pedazo de identidad
frente al espejo una y otra vez:
Patricia, Patricia, Patricia...
Hasta que pierde todo el sentido,
hasta que se vuelve una palabra cualquiera, una más;
impersonal y ajena.

Ya dijo Shakespeare,
''lo que llamamos rosa 
aún con otro nombre 
mantendría el mismo perfume''.

Y Patricia con otro nombre
seguiría teniendo miedo a las mariposas
y sin acordarse de que detrás de punto,
se escribe mayúscula.

lunes, 9 de junio de 2014

MALAPUTA


Hola y adiós huracán de mi efecto mariposa.
Hola y adiós metáforas de futuro incierto.

No se me da bien escribir de amor,
y aún cuando me piden que escriba sobre él
no me canso de explicar que tú de tinta ya vas sobrada.

Me hablabas el otro día de que aún no habías encontrado piso
y ya me imaginaba despidiéndome de todo mi ser porque se va contigo.
Mi corazón, un polizón impertinente sujeto a tu maleta
mis brazos, haciendo las suyas y cargándotelas de abrazos
mis pies, que se pintan de negro para convertirse en la sombra de tus pasos;
porque de nada me sirven si no es para cruzarme con los tuyos
a las 8 de la mañana en algún pasillo.

Y amar se hizo carne
y tapé las orejas al lobo con la piel de una borrego
y cambié en Facebook mi estado al de ''oveja descarriada''
por convertirte en mi pastor.
Porque contigo nada me falta o todo me sobra
y me vale con un par de cervezas.
Que no sean Cruzcampo por favor.

Desgracia es que mi utopía tenga nombre, apellido
y ojos de color marrón.
Impertinencia la de la barra del ordenador
contando las milésimas, los segundos, los minutos
y todo el año que voy a pasar sin ti.

Cuanta más gente conozco más ganas tengo de desaparecer,
la única razón para quedarse eres tú;
pero te vas.
No se si es antítesis, metonimia, paradoja
o que la vida más que sonreírnos,
se descojona de nosotras.

Casi mejor me olvido de esperarte fumando.

En mi defensa diré que estas para escribirte,
o al menos para intentarlo.

Deja que tu móvil me llame algún día por error de madrugada.
Aunque sea porque te has acordado de mi manía por volarme los sesos en tu bohardilla
y crees que es posible que te esté saliendo un chichón;
o Dios no lo permita, que te estés volviendo rubia.

No perdamos las buenas costumbres
que vuelva a despedirse ''Un Invierno sin Sol'',
vas a acabar cogiendo complejo de gorro de poeta pero:

''Te quiero.
Ya sé que termino igual todos mis mensajes 
pero es que me da pánico que se te olvide.''




La camisa Hawaiana que me alegro que te compraras


Tú que me hablas de fumarte todas las flores en primavera,
hazme unas de celofán con sus correspondientes mariposas
para que dejen de darme miedo;
que todos tenemos derecho a las musas.

Nadie te hará más infeliz que yo,
pero mientras esperamos
puedo contarte los pelos pelirrojos de la barba;
y así vamos tirando.

Hazme carne, verbo, invisible y gemir en Arameo,
que bien folladas todas somos más bonitas.
Por eso que dicen de lloverte encima,
por eso que dicen de yo verte encima.

Alas encadenadas, cometas
que vibran y se alzan
siguiendo el camino que trazan las corrientes
de tus manos.

Sin duda soy lo que quieres que seamos.

Si es que hay un Dios,
pobre se aquellos que aún no sepan
que el lenguaje que habla es corporal.
Erotismo implícito el del ''córrete''
que se convierte en mantra, en mentira, en oración,
en jugar a abrir la caja de Pandora.

Échame de más, aunque sea el tercero,
que yo ya he empezado a echarte de menos.
Inventa un lenguaje a base de besos,
forma parte de una de las cuatro vidas de mi mano,
ponme a recitar cara a la pared,
desplómate sobre mi, sonríe;
bésame entre los dedos,
bésame con los dedos;
ponme al pie de tus clavículas,
hazme saltar del precipicio que es el borde de tu cama;
hazme.

Y deja que me encienda uno más.

No todos los hombre sois iguales.
Contigo de lo único que me arrepiento
es de no haberme arrepentido, todavía.

Juguemos a ser ambiguos.

Hemos pasado del último amor a la última conexión.
Tanto en el plan A como en el B la sopa seguía quedando fría.

Más irritante que pedir un bis al afilador.
No te preocupes, eso que has sentido al verme
es lascivia a primera vista.

Distintos tipos de hambre,
uno de los dos siempre está hambriento.

Un corazón desde la creatividad
intentando decirte algo.
Serás aburridamente normal
hasta que decida demostrar lo contrario.

Lo siento Pat, pero soy poeta.

Recórtate la barba
y las uñas a alguna de tus personalidades
amor de kinki;
no vaya a ser que alguno de tache de anti-sistema.

Hasta luego.
Prometo llevar las braguitas rojas
si acabo jugando frente a tu ventana.

Anexo: PH estable, cloro bajo, los tangas la puta clave.