jueves, 23 de julio de 2015

Se va el caimán


Habláis de las drogas como si no os fueran a arruinar la vida.
Que sí, que un porro es un porro
pero que a veces no llegáis a los 20
y puedo ver como se os abren las grietas de los ojos
al exhalar la última calada.

Carlos me dijo un vez que cada uno escribe de lo que sabe,
es entonces cuando me asaltan un millón de dudas.
¿Qué coño hacemos escribiendo de amor?

Lo confundimos con cualquier sentimiento.

Porque es más fácil estar enamorado que estar solo,
o reconocer un corazón roto al despecho.

Está claro que las palabras tienen suficiente poder
para que ciertos conceptos sean inamovibles.
Y puedes grabar un CD con tus mejores orgasmos
o frotarle tan fuerte el sexo que te creas con derecho a pedir un deseo.
Pero al final del día sólo te queda esperar un ''te quiero''
con el que poder digerir todo ese semen.

No es más que eso,
un final feliz distinto al que esperabas.

Maravilloso, sois las nuevas parejas de moda.

Creo que Carlos está equivocado,
que escribimos lo que la gente quiere oír.
Estamos prostituidos en tantos aspectos,
que ya no sentimos las llagas en las rodillas.

Supongo que lo importante es caer bien, en todos los sentidos.
Luego llega alguien a cagarse en todo lo cagable
y casi se le pone a rezar tres ''padre nuestros'',
se murmura y entre dientes se pide otro tercio.
Que lamer culos da mucha sed.

Y mientras seguimos de cara a la barra
alguien casado de tragar se marcha sin decir adiós;
y no nos importa,
no es más que otra plaza vacante
a la espera de la copia, de una copia, de una copia...

Alabado sea Óscar Aguado
y que nos follen a todos.

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