a Francisco José Sevilla
Paco habla de la tierra y entonces damos gracias a la pachamama.
"El tabaco, la cerveza, las aceitunas e incluso la mesa vienen de la tierra".
Fueron hoja, espiga, fruto y mineral.
Damos gracias y entonces soy tierra recogiendo vida.
Paco lee y huele a sur, a mareas.
Le crecen claveles de los ojos
y nosotros nos acercamos a recibir su néctar.
Nos ponemos románticos, poetas
y el cielo de Lavapiés se hace más azul porque se lo ha pintado Dalí.
Paco pinta la noche de estrellas en mi brazo junto a los últimos versos de Machado,
porque no se ha ido
pero descansa.
Paco un día encontró todos los mapas del tesoro y los guardó en su casa.
Desde entonces esconde ciudades, patios de leones, museos, seres marinos
y vasos de agua que nunca se pone turbia porque recogen su energía.
La casa de paco sabe a comida recién hecha de Javi,
a verduras y nueces,
a cerveza fría que ha puesto a reflejar en la luz.
Entramos sucios un día de la semana cualquiera,
adheridos a la capa de contaminación que esconde Madrid
y Paco nos llueve limpiándonos el asfalto a abrazos y besos.
Y pienso que es maestro, amigo, familia, perdón y salvavidas.
Le pregunto por el amor y si es posible querer a varias personas por igual.
El amor es importante, lo que nos conecta a todos,
los que aman tienen una casa en el mundo y los que no quieren tienen otra.
Que el sexo, que el amor, que el sexo y el amor.
Ser los primeros en saber que nos hemos enamorado.
Que lo malo es no querer.
Que no se puede hablar de porno a la sombra.
Y así pasa el tiempo, porque Paco deja pasar a todo el mundo.
Los vasos siempre llenos.
Gritamos ¡SALUD!, bailamos, nos besamos;
porque ya dije que a veces el amor es tan grande que se hace beso para nacer.
Nos ponemos bellos y bellas,
porque lo que es seguro es que estando Paco Sevilla cerca, nadie puede ponerse triste.
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