viernes, 5 de septiembre de 2014

Los presocráticos no sabían que lo eran



''Lo sabía,tío. Lo sabía. O sea, la clave no es superar nuestra mierda 
la clave es asumir, aceptar nuestra mierda.
Lo que quiero decir,
es que nuestra mierda es la clave de nuestra felicidad,
creo que es lo que nos hace diferentes
 y lo que en realidad nos une a otra persona.
La clave es esa, aceptar nuestra mierda.
Acepta tu mierda.''
Malviviendo.

Siempre me han temblado las manos,
qué cirujana tan patética para una operación a corazón abierto.
Qué excusa tan vaga para la incapacidad frente a los sentimientos.

Siempre me ha asustado más la vida que la muerte.
Un cuarto de vida dedicado a absolutamente nada,
puede que sea culpa de esta manía a pasar los años en sprint.
Soy el paisaje que ves a través de un coche a 200 km/h.

Defiendo las causas perdidas,
por eso aún doy las gracias 
cuando alguien ve algo bueno en mí. 


Supongo que quiero ser reportera de guerra
para mitigar la que mantengo conmigo misma.
Soy el verdugo de mi propia condena,
el salto que hay de mis pies acantilado al mar. 
Hay que estar muy muerto o tener muy pocas ganas de vivir
para asomarse al precipicio 
y no sentir el más leve impulso de querer tirarse. 

Siento debilidad por la historia, 
me gratifica saber que alguno de mis antepasados 
cometió los mismos errores que yo.
Mal de mucho consuelo de tontos.
Porque confieso que hace ya unos meses
dejé de hacerme la tonta para empezar a serlo.
Se lo recomiendo, se vive mucho mejor.

Admiro a todos aquellos que saben ser amables
con un mundo que no lo es,
que llevan esperanza donde escasea.
Yo por mi parte, sé que de la sangre de mis venas 
nunca saldrá confeti.

El día menos pensado,
cuando penséis haber encontrado esa persona realmente especial 
ella llegará y se enamorará de vuestro mejor amigo. 
Las penas no se quitan follando
y es que lo importante no son las caricias,
sino las manos que las profesan.

No me queda más que decir,
a parte de que posiblemente me haya dejado alguna tilde.
No acabo de entender los cánones de belleza de la escritura.

Cerrar la ventana, 
que se me da mejor huir por la puerta de la nevera. 




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