jueves, 18 de diciembre de 2014

Lost in translation


Primera pinta.

Llevo la mitad del agua de Irlanda en el pelo,
intento explicarle a duras penas que me sorprende que haya aceptado la invitación,
pido perdón un par de veces por mi acento, cosa que parece resultarle bastante divertida,
me estrecha la mano, estoy a punto de usar la excusa de los dos besos españoles, pero eso sería demasiado fácil.

Segunda pinta.

El pub está lleno,
es la tercera vez que meto la manga de la chaqueta en cerveza ajena,
pide perdón cada vez que por casualidad tenemos que juntarnos más de la cuenta para dejar pasar a alguien. Intenta mantener algún tipo de distancia de seguridad que no logro entender, al cuarto perdón le pongo los ojos en blanco, eso es, el lenguaje corporal no entiende de idiomas.
Intento bromear preguntando si se ha hecho un seguro a todo riesgo antes de quedar conmigo, la música está demasiado alta, ni yo logro entenderme.
Siento vergüenza por un momento y me planteo si invitarle habrá sido una mala idea, bajo la vista a mis pies, apenas puedo verlos en la oscuridad, reflejan luces de colores. Vuelvo a levantar la vista, no me había dado cuenta de sus ojos verdes, se ríe, me limpia espuma de la parte superior del labio.

Tercera pinta.

La conversación empieza a ser más fluida, o al menos nos entendemos mejor, me pregunta qué es lo que más echo de menos de Madrid,le digo que la poesía. Me habla de Lorca, por un momento me derrito y me entran ganas de enseñarle Literatura española a besos, igual debería frenar con la cerveza. Me habla de música, intento explicarle qué es un cantautor, me invita a un concierto, le invito a Madrid. Me habla de sus viajes, me habla del BBK, un chico con rastas se gira, es de Málaga, se presentan, bailamos.

Cuarto chupito de Tequila.

He cubierto el cupo de charcos pisados de camino al siguiente bar. Pide dos chupitos más, le explico que quien no apoya no folla, se pone serio y dice que ya es algo mayor para esas supersticiones, le hago burla. Intento encenderme un cigarro, me tiemblan las manos, intento acordarme de que es mala idea salir sin paraguas en invierno por Irlanda. Me sujeta las manos, me abraza. Suena Little Black Submarines, le pregunto si quiere bailar, responde que se le da fatal, le digo que no importa que solo es una excusa para que siga abrazándome. Me besa.

Cuarta pinta.

Bailamos, canta, canta muy bajito, dice que le gusta oírme hablar español. Me pregunta por España, le hablo de ver amanecer, de que aquí siempre tengo las manos frías, de que no tengo seguro que se me haya perdido algo en Madrid, de que igual la única razón para venir a Irlanda era conocerle a él.

Segunda copa de Bourbon.

Ningún callejón está lo suficientemente húmedo para impedir que nos paremos a besarnos. Bailo con los puertas, bailo con los camareros, bailo con esa chica que fue en verano a Barcelona.Nos dejamos caer en la carretera. Nunca había escuchado una ciudad con tanto silencio. Me pregunta si quiero quedarme a dormir, le contesto que con tabaco suficiente soy capaz de quedarme para toda la vida. Promete hacerme café por las mañanas.

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