sábado, 9 de enero de 2016

Paracetamol Is The New Black




Las salas de espera de los hospitales,
literalmente un par de metros cuadrados hasta los topes de cuerpos descomponiéndose lentamente.
El único lugar donde todos se permiten ser vulnerables y realmente humanos.
A nadie le cuesta tender un kleeneex, apretar una mano, sostener una cabeza...en resumen, ser solidarios.

Humanos, que es lo que somos, por mucho que finjamos ser poco más que máquinas intentando imponer la ley de nuestro cuerpo a la fuerza de la vida. La verdad es que el ritmo de vida nos sobrepasa, el estilo de vida del que tanto presumimos y que tantos años de evolución nos ha costado alcanzar nos está matando. La moda nos contamina, la comida nos contamina, el mismo aire que respiramos está contaminado. Pero no hay que preocuparse, todo va bien, sino que se lo pregunten a nuestros políticos.

Somos una sociedad sintética.
Donde para comer fresas no hace falta que sea verano y si algo va mal no pasa nada, tiramos de cirugía estética. A veces me pregunto si sacarán tanto implante de tetas de las que le sobran a un niño con sobrepeso. El Ying y Yang.

Spinning, lifting, yoga...qué putada no llegar nunca a ver tu cara con 60 años. Prefiero llegar a los 40 con la tripa llena del peso que genera una vida plena, a acabar sentada a los 80 con los glúteos de Jennifer López en una silla de ruedas.

El culto al cuerpo frente la defensa a la cultura.
Paraos a pensar por un momento que El David tenía el pene del tamaño de un cacahuete,
claro que igual por eso lo hacéis.

Seguid así y lo único que dejaréis para el recuerdo serán vuestros implantes, extensiones, dentaduras postizas y uñas de porcelana. Seguid así, ya me voy yo a atentar contra las salud, a beber cerveza hasta que se me hinche la tripa y a quemarme el paladar por no esperar a que se enfríe la pizza.

Total, ''polvo eres y en polvo te convertirás''...
por mi parte prefiero a Quevedo, porque sí  ''polvo serán, mas polvo enamorado''.

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