lunes, 22 de abril de 2013

Ven a Madrid ten un descuido



Caballero de la roja armadura me has dejado unos labios cansados de decirte adiós.Si la ciudad hablara se habría quedado muda aquella noche al vernos.Y ahora aquí me encuentro,sumida en esta triste Primavera emocional jugando a creerme eternamente tuya por un rato.Me cansa el silencio,no da abrazos,ni besa,ni hace cosquillitas con la nariz entre las piernas...Llámame beata si quieres, o simplemente mejor llámame, porque no son pocas las noches en la que me araño tus recuerdos de las venas rezando porque te pases a saludar y vuelvas a llenarme la espalda de arañazos que pueda lamerme para pedir luego perdón durante horas.También podríamos follar por esto hasta que se jodiese por si sólo.Vete,los dos sabemos que lo harás.Pero no me llames loca por tachar en el calendario los días que faltan para que sea el aeropuerto el que se despida de ti y podamos tumbarnos juntos una tarde tonta de verano a fumar porros en un jardín lleno de flores sin avispas.

2 comentarios:

  1. Cuesta, apreciada Smurf, tratar o comentar tus escritos desligándolos de perspectivas personales de lector. Tienes la fortuna –o desgracia más bien, para las almas tristes-, de acertar en lo común de la especie…humana. Al menos en ese común humano al que se le reconocen fibras que vibran incontroladas sin un real porqué, sin una explicación entendible.
    Aciertas, como siempre, en el análisis. Y no te muestras tú, sino que muestras a tus lectores como son o serán ellos, en la más terrible de sus intimidades, en las más débiles, en las más complejas de sus formas.
    ¿Quién, cuando la razón quedo olvidada y creyó entenderlo todo sin entender nada, no se sintió caballero de su dama, o dama de su caballero? ¿Quién, si alguna vez amó con la fuerza del dolor –que es la única forma soñada-, no repitió mil veces “hasta aquí hemos llegado”, pensando al punto…”si hay algo idiota es pensar que puedo vivir sin ella, que puedo vivir sin el…”?¿Quién no sintió al sentenciar “no volveremos a vernos”, un anhelo feroz de volverse a ver?
    Pasarse a saludar, dices. Cuando ese saludo lo notas como eterno, …que siempre fue así, cortes y emocionado, ansioso y reprimido, fugaz y también lento, …y sabes que lo seguirá siendo: mientras haya nieve en las montañas y las mareas equinocciales de marzo y sus resacas de abril sigan existiendo.
    Eres genial al jugar con el ritmo _”…llámame beata, o simplemente llámame…”. Un silencio siempre tan artero, que nos confunde pues guía sin sentido. No, no acaricia. No da besos. O peor aun …los imagina.
    Y das en tus parrafos toda la fuerza, o sea todo el daño –sin el que no podriamos vivir-, en las formulas paralelas al amor que se queda en las venas: arañazos en la espalda, sensaciones sublimes…
    Y esperar desesperado, viendo esos números gruesos del amigo odioso -que mide los latidos del órgano ignorante, y de todos los demás-, que llamas calendario…
    Cualquier tarde –más tarde aún- tonta de verano que fijó la eternidad para aquellos amantes, donde el jardín era una bahía perfecta, era un soñado valle y las flores sin avispas tornaron en cielo nocturno despejado, plagado de puntos de luz …con abrigo de cálidos leños y voces amigas.

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  2. Hola de nuevo, Smurf. Ausente un tiempo, complete ayer y hoy con entradas, todas las tuyas del mes de abril. Son mas complejas, nunca agónicas, bastante introspectivas... Al final veras que cantan a la vida como es (dura, real, triste, feliz, soñada), y se alejan de la felicidad falsa, artificialmente empaquetada.
    Te saludo de nuevo, Smurf, desde el placer sincero de leerte, interpretarte y conocerte.

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