domingo, 27 de enero de 2013

con tus venenos en mis venas



La música retumba en su interior, Dubstep crudo, pero él ya no siente nada. Apura los restos de su copa, apoya la cabeza en la barra y cerrando los ojos deja a su cuerpo sentir el torbellino de gente que se amontona a su alrededor.Abre los ojos y vuelve a conectar con el mundo exterior, las luces de colores le ciegan, el ruido, las charlas, la música a todo volumen.Colpasándole, no puede pensar, es insostenible, no lo aguanta más...
Se levanta de su asiento y se va abriendo paso a través de la pista, su cuerpo mecido por otros cuerpos y sus oídos castigados por el tic-tac de los tacones que bailan al ritmo de la música.Aseo leen sus enrojecidos ojos en un letrero luminoso, entra a trompicones y se desploma en el primer baño vacio. El suelo esta sucio, pegajoso, huele a orín y sudor, pero todo le es ajeno...Reclina la cabeza contra la pared, el frío de los azulejos resulta casi reconfortante,necesita evadirse y dejar de pensar, permitir que los abismos de sus interior se cierren.
De cuclillas se urga los bolsillos de sus apretados vaqueros,los dedos entran en contacto con el plástico y tiran, una pequeña bolsa llena de polvos blancos se abre paso y descansa en la palma de su sudorosa mano. Baja la tapa del inodoro y con dedos temblorosos deposita sobre ella el contenido de la bolsa.Blanco sobre blanco. Con una tarjeta de visita raída que yacía perdida en el interior de su cartera traza un recto camino por  el que pretende escapar.Se agacha y su nariz toma la iniciativa. Inspira. Sangre y lágrimas,la música se apaga y las luces jamas volverán a cegarle. Después de seguir ese camino de polvos del que ya nunca volverá.

1 comentario:

  1. Desasosiego implacable. De nuevo aparece un fondo cinematográfico en la estructura; pero sutil y sin adornos negros.

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