viernes, 4 de enero de 2013

Las estrellas están ahí, solo debes mirarlas






Recuerdo que el día que cumplí los dieciocho años mi padre se presentó en casa al final del día con un pequeño paquete para mí, Me acuerdo de abrirlo ilusionada, casi extasiada, con la esperanza de que dentro estuviera un pequeño collar del plata del que yo le había hablado, imaginad mi decepción cuando al abrirlo dentro solo encontré un viejo bote de cristal con la tapa medio oxidada.

- Cada vez que salgas de noche y levantes el bote al cielo tendrás un fragmento del universo en tus manos.Sin embargo de día todo se desvanecerá, pues los mejores placeres son aquellos que te dejan parcialmente insatisfecho y que son sencillos, pues en ellos reside el refugio de lo complejo
 
Aún reside en mi memoria la profunda mirada de decepción y asco que le dirigí y como su rostro se fue ensombreciendo de tristeza, mientras sin un ápice de remordimiento le chillaba.

-¡Esto es una gilipollez y tú eres un farsante!, todo esto te lo has inventado en el último momento porque te habías olvidado de que hoy cumplía años.¡ Nunca te he importado una mierda!

Pensaréis que es  absurdo rememorar un recuerdo tan doloroso y desagradable, pero ¿queréis saber por qué  os cuento todo esto? Bien, ahora que me veo sola y todos aquellos regalos que recibí ese día se han marchitado y desvanecido aún conservó aquel viejo bote de cristal, y cada vez que me siento perdida solo me hace falta levantarlo al cielo y vuelvo a ser la dueña del universo.
Puede que algún día el bote se rompa o lo pierda, pero solo me hará falta un recipiente de cristal para poder disfrutar del legado que me dejó mi padre. Y este placer, aunque sencillo, siempre será eterno.Igual que lo será el recuerdo de mi padre

1 comentario:

  1. Magnifico. Si es real, que orgullo de padre. En todo caso, vuelves a demostrar control de las palabras; giras lo coloquial y lo situas en lo culto con enorme facilidad. Escribes muy bien ¿Smurf?.

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